¿Cuánto le exiges a tu cuerpo?
- Melinda Sanchez
- 10 dic 2024
- 2 Min. de lectura

Vivimos en un mundo rodeados de impactos constantes, imágenes que surgen de cualquier pantalla con cuerpos perfectos, bronceados, musculados, labios densos, pómulos marcados…
Desgraciadamente la imagen es cada vez más importante, puesto que nosotros mismos nos exponemos a mostrarla en redes sociales y cuando nos comparamos, a veces de forma inconsciente, empiezan a aparecer complejos que nos pueden llevar, poco a poco, a desencadenar verdaderos desajustes emocionales. Estoy hablando de cuando el deseo de proyectar una imagen determinada se convierte en algo malo para mí, a nivel físico o mental.
Hay muchos niveles de exigencia con nuestro físico, evalúa en qué punto te encuentras:
No me cuido nada, como sin control lo que quiero y no me muevo porque me da una pereza tremenda.
Camino un poco de vez en cuando después de algún atracón y listo.
Hago ejercicio y como de forma sana para encontrarme bien, me permito darme mis caprichos de vez en cuando y cuando llega el verano me pongo mi bañador sin complejos.
Empiezan a pesarme las imágenes que me devuelve el espejo, me quitaría un poco de aquí, me pondría otro poco de allá y empiezo a ayunar o a hacer dietas.
Es imprescindible para mí tener una imagen impecable, me mato a hacer deporte y a probar todo tipo de dietas.
Sufro de ansiedad porque no tengo el cuerpo ni la cara de algunos famosos que veo en las redes.
¿Te identificas entre alguno de estos puntos?
Si estás entre los primeros, quizás empezar a hacer deporte y dieta sea una meta que consideres imposible para ti. No lo es, no hay nada imposible, sólo necesitas un propósito firme, un plan y apoyo para reforzar la fuerza de voluntad que llevas dentro. A lo mejor no puedes solo, pero siempre puedes pedir ayuda.
Si estás entre los últimos, la fuerza y el poder que le estás dando a la imagen está, probablemente, convirtiéndose en una obsesión. Ser “esclavo” de tu cuerpo es un indicador de que algo no va bien. Una cosa es que te guste hacer ejercicio porque disfrutas o es tu profesión o te gusta estar sano y que te quepa la ropa sin problemas, otra muy distinta es cuando empieza a existir un complejo o la culpa.
¿Cómo detectar el complejo o la culpa?
Complejo existe cuando nos comparamos con otros a los que damos el poder de ser más que nosotros.
Culpa existe cuando no hacemos lo que deberíamos haber hecho para tener el cuerpo que estás deseando tener.
Ambos, complejo y culpa, pueden desencadenar en conductas obsesivas y trastornos alimenticios. Pregúntate de vez en cuando: ¿cuánto le estoy exigiendo a mi cuerpo?, ¿por qué lo estoy haciendo?
Tú eres quien mejor te conoce. Mantener tu mente sana es igual de importante que mantener la salud física: mente sana en cuerpo sano.
Foto Freepik
Melinda Sánchez Coach
Comentarios