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Esta sí… Este no…


¿Por qué conectamos con algunas personas y con otras no? ¿Por qué unas personas nos caen genial y otras nos generan rechazo? Tenemos personas a nuestro alrededor con las que nos podemos pasar horas hablando, se nos pasa el tiempo volando y nos hacen sentir muy bien y otras que, en cambio, intentamos evitar o dedicarles el menor tiempo posible.


Como ya he comentado en otros posts, cada uno de nosotros posee una identidad distinta, esa identidad la forman nuestros valores, los principios que te definen y por los cuales te riges y nuestras creencias, que son básicamente las que definen cómo vemos el mundo a través de nuestras experiencias.


Vamos con un ejemplo. Si le pregunto a Lucas ¿qué es lo más importante para ti en la vida?, ¿qué es lo que más valoras?, después de pensarlo un poco me diría: el respeto, la honestidad, la humildad, la seguridad y la justicia. Las creencias de Lucas están influidas por estos valores.


Imaginemos que Lucas acaba de conocer a Jorge, que va a sustituir a uno de sus amigos con los que juega al pádel todas las semanas. No le conoce de nada, pero nada más saludarse, hay algo en Jorge que le pone alerta. Después de jugar el partido, Lucas no se queda a las cervezas de después del partido, da una excusa rápida y se va a casa bastante molesto por la actitud de Jorge durante el partido. ¿Qué le ha pasado a Lucas? Hablando con él sobre el partido y la actitud de Jorge, comenta cómo Jorge iba a por todas en el partido, retaba los puntos de sus contrarios y hacía bromas de mal gusto sobre la poca fuerza de su compañero de partido y amigo. Eso es lo que veía Lucas en Jorge. Si le preguntas al amigo que les ha presentado, te diría sobre Jorge: “es un tío estupendo, muy divertido y con quien se trabaja muy bien, es muy crack”. ¿Están hablando de la misma persona?


Vemos a los demás con el filtro de nuestros valores y a través de nuestras creencias, por las experiencias que hemos vivido. Lucas se siente incómodo con un perfil de persona como el de Jorge porque tienen valores muy distintos. Además, si sumamos que ha tenido malas experiencias con personas del perfil de Jorge anteriormente, está claro que será difícil que Lucas disfrute de su compañía.


Tendemos a etiquetar a las personas que son distintas a nosotros: “este es un listo”, “este es un pesado”, “este es un blando”, “este es un agonías”, etc. Estas etiquetas consiguen que se haga mucho más grande esa diferencia entre tú y la otra persona. La realidad sería esta: “para mí este es un listo”, “para mí este es un pesado”, etc. porque es como tú lo ves teniendo en cuenta lo que valoras en la vida y lo que tus experiencias te dicen, pero esas personas que etiquetamos tienen sus mejores amigos también.


Otra de las razones por las que hay personas que no nos caen bien o no conectamos con ellas, es porque a veces, aquello que tanto nos molesta son, en el fondo, comportamientos que no nos gustan en nosotros mismos y los sabemos señalar hacia afuera, pero nos cuenta mucho detectarlos en nosotros mismos o simplemente hacemos como si no estuvieran.


Resumiendo, esta reflexión está enfocada a un objetivo: cuando una persona te hace sentir incómodo por su comportamiento, su forma de ser o por algo específico, no quiere decir que tengas que sentirte bien, el objetivo es reducir esa incomodidad que te genera la otra persona.

¿Cómo lo hago? Cuando te encuentres con una de estas personas hazte estas preguntas: teniendo en cuenta cómo se comporta, ¿qué creo yo que es importante para esta persona?, ¿cuáles creo yo que serán sus creencias? Estas preguntas nos ayudan a entender que cada uno de nosotros tenemos una identidad que conforman nuestros valores y creencias, además, las experiencias de la vida de esa persona, que normalmente desconocemos, hacen que se comporte de una manera determinada. Al hacernos estas preguntas estamos desarrollando la empatía para lograr entender que cada uno tenemos nuestras propias “mochilas” y que no sabemos con qué carga la persona que tenemos en frente.


Cada uno es cómo es y eso no lo puedes cambiar, pero lo que sientes tú cuando estás con determinadas personas sí. Con sólo preguntarte: ¿cuál serán sus experiencias?, ¿qué llevará en su mochila…? Seguro que tu sensación se suaviza y te sentirás mejor. ¿Te apetece probar?

Foto Freepik

Melinda Sánchez Coach

 
 
 

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