¿Qué pasaría si…?
- Melinda Sanchez
- 13 dic 2024
- 3 Min. de lectura

Hay una famosa frase de Séneca que dice: “sufrimos más de la imaginación que de la realidad”. Hoy vamos a hablar sobre estas ideas que creamos en nuestra mente y nos hacen sufrir, nos llevan a un estado de angustia en el que nos sentimos intranquilos, agitados, temerosos, etc. por algo que ni siquiera ha pasado. Si quieres aprender a sufrir menos por tu imaginación, este es tu post.
La vida tiene muchas incógnitas y obviamente, ni podemos adivinar el futuro, ni podemos controlarlo todo, aunque a muchos de nosotros nos gustaría poder hacerlo. De ahí que la vida se trate de vivir experiencias y de crecer, aunque unas experiencias sean más positivas y otras no lo sean tanto. Lo que diferencia a las experiencias son las emociones que nos hacen sentir: si me hacen sentir bien son buenas, si me hacen sentir mal, son malas, pero aprendemos de todas ellas.
Estamos hablando de experiencias vividas que nos hacen sentir mal, pero, ¿por qué una experiencia que todavía no he vivido, que es sólo una imagen en mi cabeza, nos genera tanta angustia con sólo pensar en ella? Por ejemplo: me angustio por una presentación que tengo la semana que viene, por mi revisión médica, por si mis hijos vuelven a sacar malas notas, por si no encuentro entradas para un concierto…, todas estas cosas no las he vivido, no las he experimentado, probablemente ni lleguen a pasar y ya me están generando angustia sólo de pensarlo, ¿por qué?
¿Sabías que nuestro cerebro no diferencia entre lo real y lo imaginario? Si estás con unos amigos tomando unos vinos, disfrutando, contando historias y muertos de risa, es una experiencia real que te hace sentir muy bien. Pero si a la semana siguiente del encuentro con tus amigos cierras los ojos y recuerdas el vino, las risas, la conversación, el ambiente, etc., te hará sentir muy bien también porque la imagen en tu cerebro te conecta con la experiencia y te genera una emoción muy parecida a la que sentiste cuando estabas con tus amigos.
Podemos provocar emociones positivas sólo con cerrar los ojos. ¿Quieres probar? Cierra los ojos y piensa en un momento que hayas vivido hace poco en el que te has sentido muy bien. Recrea el momento, con las personas que estabas si estabas con alguien, el olor, el sabor, cómo te sentías en ese momento…
Hagamos ahora otro ejercicio, puedes probar visualizar algo que te hace mucha ilusión conseguir o experimentar: imagina dónde estás, imagina con quién, qué te hace sentir esa experiencia, qué estás haciendo, incluye todos los detalles que puedas…
Después de hacer estos dos ejercicios seguro que ahora entiendes mejor por qué te sientes angustiado cuando piensas que algo negativo puede pasar y lo imaginas en tu cabeza. Igual que si conectas en tu mente con experiencias positivas te sientes bien, cuando estás pensando que algo negativo te puede pasar, lo sientes igualmente. Funciona de la misma forma que en los ejercicios anteriores.
¿Cómo puedo dejar de tener esos pensamientos que me hacen sufrir?
El primer paso es ser consciente de que te estás sintiendo mal: inquieto, angustiado, ansioso, inseguro, etc. Intenta describir cómo es esa sensación.
¿Qué está en tu cabeza en ese momento en el que te sientes mal? A veces nos no nos damos cuenta de que nuestra mente viaja sola, en piloto automático, llenándose de pensamientos negativos, pura imaginación de pensamientos inconscientes que sin saber por qué de repente aparecen.
Una vez detectado el pensamiento o pensamientos, es el momento de decidir qué hacer con ellos. Tienes sólo dos opciones: seguir pensándolos, darles importancia, recrearte en ellos poniéndoles detalles que te llevan a sentir mal o puedes racionalizar la probabilidad de que ese pensamiento llegue a ser realidad. Normalmente cuando somos conscientes del bombo que le estamos dando a un pensamiento negativo sin ninguna razón, deja de tomar fuerza.
Si aun así te cuesta reducir la angustia, te propongo que intentes mantener tu mente concentrada en algo concreto, algo que requiera mucha atención por tu parte: leer, meditar, escuchar música poniéndole atención a la letra…
Si a menudo te encuentras envuelto en este tipo de pensamientos, te recomiendo que empieces a practicar ejercicios de mindfulness como la meditación.
Entender cómo funciona nuestra mente es un gran paso para empezar a ser tú quien controle a tus pensamientos, no que tus pensamientos te controlen a ti. La imaginación es fantástica, desarróllala, visualiza, crea sensaciones, experiméntalas en tu mente… y recuerda, lo que no ha pasado todavía no es real, pero sí lo es para tu mente, sé consciente de lo que piensas para evitar sufrir sin motivos.
Foto Freepik
Melinda Sánchez Coach
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