Tips para una Navidad aún más feliz
- Melinda Sanchez
- 10 dic 2024
- 2 Min. de lectura

Se acerca la Navidad, fechas en las que nos reunimos con familia y amigos con la intención de disfrutar del momento. Puede que tengas una relación maravillosa con toda tu familia y que la armonía fluya o puede que el ambiente empiece siendo cordial pero los comportamientos y comentarios de determinadas personas puedan arruinarte la noche…
¿A quién me refiero? A personas que tenemos “etiquetadas”: mi cuñado que todo lo sabe, mi suegra la competitiva, mi primo el que presume de dinero… y así podríamos seguir mencionando a personas que has etiquetado por su comportamiento a lo largo del tiempo. La noche va pasando y según vamos interactuando en conversaciones podemos llegar a sentirnos incómodos, atacados, ansiosos, rabiosos, etc.
¿Qué podemos hacer para que nos afecten menos o no nos afecten determinados comentarios?
Conoces de antemano cómo es esa persona. Si fueras mi coachee en una sesión de coaching te preguntaría: ¿por qué te sorprendes si sabes cómo es esa persona? Si sabes que sus comentarios suelen generarte algún tipo de emoción incómoda, la probabilidad de que vuelva a pasar es alta, por lo que no existe el efecto sorpresa, eso es algo a tu favor.
Cuando la persona que tienes “etiquetada” empiece con un tema que sabes que te puede molestar, haz una respiración consciente y puedes repetir una de estas frases: “no me tiene que molestar lo que diga si no quiero”, “estoy tranquilo y la cena es excelente”, etc. Cualquier frase que te traiga al momento presente es buena. La idea es que no dejes a tu mente que empiece a generar pensamientos negativos contra la persona, la situación o lo que está diciendo, ya que al final, el único afectado serás tú quedándose con mal cuerpo.
Si quieres contestar a sus comentarios, te animo a leer mi post “¿Reaccionas o respondes?”, para poder generar una intención consciente antes de responder en vez de reaccionar a un estímulo que te genera una emoción negativa.
¿Por qué etiquetamos?
Porque somos humanos, porque las personas son diferentes y todo lo que está fuera de nuestro cuadro de valores y programas de pensamiento nos resulta complicado de gestionar.
La etiqueta no permite que puedas ver a la persona de una forma distinta, sólo ves esa etiqueta. ¿Puede ser que tu suegra, “la competitiva”, haya tenido una vida de escasez en la infancia y su comportamiento competitivo es una forma de supervivencia? ¿O mi primo “el que farda de dinero” tiene poca autoestima y lo único que le hace sentirse bien es hablar de lo que tiene? ¿Qué etiquetas tienes tú?
Donde pones tu energía crece, no se la des a los demás, prueba a quitar etiquetas y a ver a la persona en su conjunto y disfruta muchísimo de las fiestas.
Foto Freepik
Melinda Sánchez Coach
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