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¿Conoces los beneficios de la gratitud?


Ser agradecido está muy bien y la gran mayoría de la sociedad es consciente de que ser agradecido es de buena educación. Unos son más conscientes, otros menos, pero al fin y al cabo es una norma social ser agradecido cuando te atiende alguien, te ayudan a abrir la puerta o sales de un taxi… Hoy voy a hablar de otro tipo de gratitud: la gratitud con intención y todos los beneficios que puede traer a tu salud física y mental.


Cuando damos las gracias de forma automática no solemos poner intención en el gesto de agradecer, normalmente decimos “gracias” porque simplemente es lo que hay que hacer, nos sale así porque es lo que hemos aprendido y es lo correcto. A veces, si lo que alguien hace por nosotros es un poco más allá de lo normal, por ejemplo: alguien nos ayuda en un momento complicado, hemos recibido una atención especial, etc., sí que podemos encontrarnos demostrando más intención en el hecho de agradecer en este tipo de situaciones.


¿Qué es la gratitud con intención?

La gratitud con intención se diferencia de la gratitud automática en el nivel de consciencia, si agradezco con intención soy consciente de que en ese momento estoy ofreciendo mi gratitud, agradezco de verdad, de corazón y poniendo energía en ello. Este tipo de gratitud es incondicional, no busca recibir nada a cambio, aunque, como veremos más adelante, practicarla de forma constante nos trae muchas cosas positivas.


Otro tipo de gratitud con intención es pararte una o dos veces al día para agradecer, de nuevo, desde la consciencia y el corazón, lo que tienes, lo bueno que te ha traído el día, las personas que tienes a tu alrededor, tu salud, las cosas que posees, la comida tan rica que acabas de comer…


¿Por qué es beneficiosa la gratitud con intención?

El mayor beneficio de la gratitud con intención es, sobre todo, conectar con lo positivo de tu vida, por lo que ayuda a aumentar tu satisfacción personal con respecto a cómo vives y tu lugar en el mundo. La gratitud hace que lo positivo brille más que lo negativo, que es lo que más suele llamar nuestra atención a lo largo del día, por lo que, si practicamos la gratitud, lo negativo termina pasando a un segundo plano.


También ayuda a reforzar a los demás, que sentirán de verdad esa conexión cuando agradezcas con intención en vez de dar las gracias por educación.


Practicar la gratitud con intención tiene además los siguientes beneficios probados científicamente entre otros:

  • Ayuda a mejorar la autoestima

  • Mayor fuerza mental

  • Mejora el sueño

  • Reduce la ansiedad

  • Mejora la salud física


¿Cómo practicar la gratitud con intención?

Tips para practicar la gratitud con los demás:

  • Lo más importante es que sientas esa energía positiva de la intención del agradecimiento, como si fuera una bola de luz que le quieres pasar a la otra persona.

  • Trata de conectar de alguna forma con la persona a la que agradeces: mírala a los ojos cuando pronuncies la palabra gracias, llévate la mano al corazón, regálale una sonrisa…

  • Recibe de vuelta tu buena intención. Normalmente la persona que recibe el agradecimiento te devolverá de alguna forma tu gesto, recíbelo y deja esa buena energía instalada en tu interior.

  • Uno de mis favoritos es el arrebato de gratitud. Cuando de repente te dan muchas gracias de abrazar a la persona que tienes al lado y agradecerle porque te ha escuchado, porque es tu amigo y te lo pasas genial con él, porque es tu pareja y te hace feliz… Las posibilidades son infinitas y es genial poder compartirlo con ellos.


Tips para practicar la gratitud contigo mismo:

  • El efecto positivo de la gratitud opera a cualquier hora del día, pero es especialmente efectivo por la mañana nada más levantarnos y por la noche antes de acostarnos.

  • No necesitamos mucho tiempo, simplemente lleva tu atención a lo que quieres agradecer. Por ejemplo, en la mañana: “gracias por un nuevo día que me da la oportunidad de pasarlo bien”, “gracias por mi salud”, “gracias por mi trabajo”, “gracias por mi familia y mi salud”, “gracias por el desayuno que me voy a comer en cinco minutos” … Y por ejemplo, en la noche puedes ser más específico eligiendo momentos concretos del día: “gracias por el rato tan agradable que he pasado con mi madre”, “gracias por la conversación con mi jefe que me ha ayudado a ver las cosas de otra forma”, “gracias por la cena tan rica de hoy” …


Todos estos truquillos nos ayudan a ver la vida de un color más tirando a rosa… a disfrutar las pequeñas cosas, a reconocer que tenemos mucho en vez de tener el foco en lo que nos falta, a hacerle la vida más fácil a los que nos rodean y a, en definitiva, ser un poquito más felices. ¿Te apuntas a los arrebatos de gratitud?

Foto Freepik

Melinda Sánchez Coach

 
 
 

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