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Cortocircuito mental


Imagínate esta situación: alguien dice algo que de repente despierta en ti una emoción negativa. Te sientes inseguro, frustrado, atacado o inferior. En ese instante, parece que tu mente consciente se apaga, dejando espacio solo a pensamientos negativos como: “ahora te vas a enterar”, “ya no vuelvo a decir nada”, “esto no me lo haces más”, o “¿para qué hablar? Mejor me quedo callado”.


A esto lo llamo cortocircuito mental. Es ese momento en el que tu mente racional parece desconectarse, como si te hubieran dado con un dardo envenenado que afecta tus valores más profundos. El control pasa de la zona prefrontal de tu cerebro, donde reside la razón, al sistema límbico, encargado de las emociones. Desde ahí, tus decisiones son impulsadas más por las emociones que por la lógica.


Existen personas, comentarios o situaciones específicas que actúan como detonantes, llevándonos automáticamente a este estado. Vamos a verlo con un ejemplo ficticio:


El caso de Sergio y Silvia

Sergio es tranquilo y tímido. No suele expresar sus emociones y prefiere pasar desapercibido en el trabajo, aunque su equipo lo valora mucho. Sin embargo, desde la llegada de Silvia al equipo, ha comenzado a mostrar comportamientos que no son habituales en él, como responder con comentarios más fuertes durante reuniones.


Silvia tiene una personalidad muy distinta: disfruta siendo el centro de atención, es segura de sí misma y a veces busca rivalizar con quienes percibe como competidores. Sin quererlo, ha convertido a Sergio en ese rival. Por su parte, Sergio no entiende por qué le afecta tanto lo que Silvia dice o hace, y se frustra consigo mismo por “entrar al trapo”.


Silvia representa valores que chocan con los de Sergio.

  • Valores de Sergio: respeto, honestidad, seguridad y justicia.

  • Valores de Silvia: valía, valentía, seguridad y esfuerzo.


Ambos comparten el valor de la seguridad, pero lo interpretan de manera distinta. Para Sergio, la seguridad significa tranquilidad, mientras que para Silvia significa crear su espacio, incluso enfrentándose si es necesario. No es que Silvia sea mala o esté atacando a Sergio, sino que sus personalidades activan, de forma inconsciente, un cortocircuito en Sergio.


El cerebro humano está diseñado para protegernos. Cuando detecta una amenaza (real o percibida), activa el modo supervivencia. Este mecanismo puede hacer que reacciones de forma emocional y automática, incluso si no hay un peligro real.


En el caso de Sergio, su cerebro percibe a Silvia como una amenaza para sus valores personales. Si Sergio no aprende a gestionar esta respuesta, continuará reaccionando desde su sistema emocional, sin espacio para el análisis racional.


¿Cómo podemos identificar los cortocircuitos mentales?

  • Te encuentras rumiando pensamientos negativos en bucle.

  • Solo pensar en alguien te genera malestar emocional.

  • Tu humor cambia drásticamente por una situación en concreto.


Si Sergio decide empezar a trabajar cómo piensa y cómo siente, sabrá cómo revertir ese cortocircuito, incluso, con la práctica conseguirá adelantarse a que ocurra.


Te invito a que analices qué o quiénes suelen cambiar tu humor, tus emociones o incluso tus sensaciones físicas de manera negativa. Aprender a identificar y gestionar estas situaciones puede transformar por completo cómo percibes el mundo y cómo reaccionas a él.


Conocerse mejor no solo nos ayuda a estar en paz con los demás, sino también con nosotros mismos.

Foto Freepik

Melinda Sánchez Coach

 
 
 

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