El poder del perdón (Parte I)
- Melinda Sanchez
- 14 dic 2024
- 4 Min. de lectura

¿Te cuesta perdonar? ¿Te muerdes la lengua varias veces antes de pedir perdón y cuando lo haces sigues pensando que tienes razón? ¿Eres de los que “perdona pero no olvida”? Hoy os voy a hablar de los beneficios que el perdón trae a nuestras vidas cuando lo sentimos de verdad, cuando perdonamos o pedimos perdón desde el corazón.
El perdón es algo que en todos los sentidos nos libera. Cuando perdonamos de verdad se nos quita un peso de encima, nos hace pasar página, cerramos círculos y relaciones tóxicas, nos ayuda a liberar emociones negativas como el odio, el resentimiento, la pena, la angustia…
Cuando pedimos perdón nos sentimos liberados de la culpa, del resentimiento, aprendemos a mostrarnos vulnerables, ayuda a acallar a nuestro ego… ¿Entonces…?, ¿por qué nos cuesta tanto perdonar o pedir perdón?
Para poderlo entender mejor, voy a separar el hecho de perdonar y el de pedir perdón en dos posts distintos. Hoy empezamos por el poder de perdonar.
¿Por qué nos cuesta perdonar?
La respuesta más sencilla es: porque algo que alguien ha dicho o hecho ha tenido un impacto negativo en tu persona, te ha generado una emoción negativa, por ejemplo, te ha hecho sentir: dolor, angustia, inseguridad, pena, etc. Nos cuesta más perdonar cuanta más importancia o relevancia le da nuestra realidad a ese hecho. Acordaros que nuestra realidad y personalidad está formada por nuestros valores, creencias y experiencias. El mismo hecho puede ser percibido de forma distinta por varias personas, ya que tenemos valores, creencias y experiencias distintas. El que te hace algo puede hacerlo de forma intencionada o no… tú puedes percibirlo como intencionado o no…, lo que importa es el discurso interno que tengas en tu cabeza, la realidad con la que lo ves.
Normalmente, cuando alguien nos hace daño, por el motivo que sea, nuestra voz interior despierta por un lado a nuestro ego y/o a varios de nuestros saboteadores.
– Despierta a nuestro ego la voz que nos dice: este se va a enterar, se cree más listo que yo, esto no va a terminar así, a mí esto no…, etc. El ego siempre queda por encima.
– Y despierta a nuestros saboteadores internos cuando hay voces que nos dicen, por ejemplo:
¿por qué a mí si yo no me lo merezco? (víctima)
la próxima vez evita a esta persona pase lo que pase (protección y seguridad)
me lo tengo merecido (culpabilidad)
nunca aprendes, te lo mereces (autoexigencia)
En cualquier caso, estas voces interiores, en su mayoría inconscientes, nos hacen darle más fuerza a esos pensamientos generando emociones negativas en cadena. ¿Te ha pasado alguna vez que, incluso después de pasado un tiempo, sólo acortarte del daño que te hizo “fulanito” te provoca la misma emoción: odio, rencor, angustia, inseguridad…?
Para liberar estas emociones negativas, la clave está en el perdón desde el corazón. No vale con decir: “venga vale te perdono” y seguir sintiendo la misma emoción negativa hacia la persona. A la única persona que le hace daño esa emoción negativa es a ti, por lo que, si quieres ser capaz de librarte de ella de una vez, sé consciente de:
Cuál es la voz que te habla al pensar en ese hecho que quieres perdonar, ¿es autoprotección?, ¿es culpa?, ¿es tu lado exigente? Esas voces se pueden trabajar en coaching para saber gestionarlas con el auto cocimiento y el crecimiento personal.
¿Qué papel juega tu ego en la situación? ¿Por qué se ha visto dañado?
Reflexiona sobre el hecho en sí, lo que ha ocurrido y qué te hace sentir. Ponle palabras a las emociones. ¿Cómo te hizo sentir?, ¿dolido?, ¿angustiado?, ¿enfadado?… Cuando le ponemos palabras a las emociones entendemos mejor qué nos pasa y nos ayuda a darle claridad a la situación.
¿Cuánto poder le estás dando a esa persona y a ese hecho que te sigue haciendo sentir esas emociones negativas? Eres tú el que le da el poder al pensamiento, si decides no dárselo, tampoco se lo darás a la persona, la emoción se irá desvaneciendo.
Utiliza la fuerza de la compasión. Todos cometemos errores y cada uno nos regimos por un código distinto de valores, creencias y experiencias. No todos hemos vivido lo mismo, ni haríamos lo mismo en esa situación. Cada persona, por mucho que nos duela, es distinta a nosotros.
El rencor, el odio, el resentimiento, la ira, la venganza… ¿Te quieres quedar con esas emociones o prefieres liberarte de ellas?
Lo más importante: si tanto te duele es porque de alguna forma, lo que te ha pasado, choca directamente con tus valores, con tu esencia, algo que tú nunca harías, dirías… No todos somos iguales ni estamos en el mismo nivel de crecimiento personal, ni en el mismo nivel de consciencia. El perdón desde el corazón es llevar tu consciencia a calmar a tu ego, a ver el hecho desde el lado consciente, aceptarlo y acallar a las voces saboteadores para liberar emociones que sólo nos hacen daño a nosotros mismos.
Perdonar no significa que lo que nos hayan hecho esté bien, es dejarlo ir, es aceptar que pasó, y que decides, de forma consciente, liberarte de ello.
Perdonar nos ayuda a mejorar nuestras relaciones, a reducir la ansiedad, a liberar emociones negativas, a generar emociones positivas de forma consciente, a mejorar nuestra autoestima, a mantener el ego a raya y, sobre todo, a cortar el cordón que nos ata a través de una emoción negativa a otra persona, que a lo mejor ya ni forma parte de tu vida.
Transforma el peso que le das a ese hecho que te hizo daño en compasión y madurez mental, saca el aprendizaje, respira y libérate con el perdón. Gracias por intentarlo.
Foto Freepik
Melinda Sánchez Coach
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