Meditación: mitos y realidades
- Melinda Sanchez
- 12 dic 2024
- 3 Min. de lectura

Cuando alguien dice la palabra meditación, la primera imagen que nos suele venir a la mente es la de un monje budista sentado con su túnica, con las piernas cruzadas, en posición de loto. Ésta es sólo una forma de meditar, hay muchas más y en este blog te voy a hablar de ellas y de los beneficios que puede traer a tu mente y a tu cuerpo.
¿Cuáles son los beneficios de la meditación?
La meditación es una forma de parar el “piloto automático” de tu vida y tomar consciencia con tu esencia, con tu cuerpo y mente. Es un ejercicio mental que nos ayuda a mejorar nuestra atención para conectar más con la claridad y la calma mental. Nos ayuda a saborear más la vida y a estar más atentos a lo positivo, ya que, al mejorar nuestra claridad mental, conseguimos relativizar mucho más las cosas y gestionar nuestras emociones.
Además, practicar meditación ayuda a estimular la neuroplasticidad de nuestro cerebro, es decir, meditar aumenta la capacidad de nuestro cerebro de generar nuevas conexiones neuronales, recuperarse y adaptarse a las situaciones que vamos experimentando en la vida.
La meditación nos ayuda a adaptarnos a los cambios y a navegar la incertidumbre, a conocernos a nosotros mismos un poco más para crecer y ser quienes queremos ser en vez de dejarnos llevar por patrones o programas de comportamiento.
¿Cuáles son los mitos de la meditación?
Hay muchos mitos sobre la meditación, aquí te dejo algunos de los más conocidos:
“Meditar es muy difícil”: meditar es lo más sencillo y barato del mundo, no tienes nada más que conectar con tu interior y observar tu respiración, tu cuerpo, tus pensamientos… y ya estás meditando. Lo que es difícil es ser constante y hacer un hueco en tu agenda. Cuando pensamos que algo es difícil, ponle atención a tu autosabotaje, puede que haya un porqué lo estoy rechazando más allá de la dificultad.
“Eso es para personas religiosas”: es cierto que, en algunas religiones como la hinduista o budista, se viene practicando la meditación desde hace siglos. En la actualidad, utilizamos la meditación como ejercicio mental que nos aporta infinidad de beneficios y no está relacionado directamente con ningún culto religioso.
“Para meditar hay que dejar la mente en blanco”: este no es el fin de la meditación, más que nada, porque es prácticamente imposible conseguirlo. Se trata de poner atención, ampliar nuestro estado de calma y conectar con nuestro cuerpo-mente.
¿Cómo empiezo a meditar?
Siempre suelo recomendar a los “principiantes” que comiencen con un sencillo ejercicio de atención por las mañanas, nada más levantarnos y por la noche antes de acostarnos. Durante un minuto, pon atención a describir lo que estás viendo en la habitación sin utilizar el juicio. Por ejemplo: “la pared es blanca, hay una grieta (pero no pienso si la tengo que arreglar o no, si lo pienso vuelvo a la descripción), hay una foto de mi pareja…” Este ejercicio es una forma muy sencilla de empezar a traer la atención de forma consciente a tu mente.
Otra forma sencilla de empezar a meditar es, en tres momentos específicos del día, para todo lo que estás haciendo para hacer de seis a diez respiraciones profundas, poniendo la atención a tu respiración. Te ayudará a tomar consciencia de tu cuerpo y mejorar tu claridad mental.
Poco a poco puedes ir introduciendo sesiones de atención a la respiración más largas y puedes poner atención a tu cuerpo, repasar desde la cabeza a los pies cómo sientes tu cuerpo en ese momento.
Todos estos ejercicios te conectarán con tu lado más calmado y te ayudarán a, a través de la práctica, a mejorar la conexión cuerpo-mente para conseguir una mejor calidad de vida. ¿Te apetece empezar?
Foto Freepik
Melinda Sánchez Coach







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