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¿Te puede el «tengo que»?


¿Te sientes atrapado en tu propia red de obligaciones? ¿Sientes que no llegas a todo lo que “tienes” que hacer?


Muchos de nosotros nos sentimos atrapados en la ansiedad que nos produce no llegar a todo, pero seguimos haciéndolo de igual forma. ¿Te has parado a pensar qué de todo lo que haces son realmente obligaciones reales y cuántas de ellas son autoimpuestas sobre las cuales puedes decidir?

¿Cómo salir de la trampa del “tengo qué”?


1. Tómate un tiempo para pensar a qué grupo de obligaciones pertenecen tus actividades diarias:

  • Obligaciones reales son por ejemplo: ayudar a tus hijos a vestirse porque son muy pequeños y no saben hacerlo solos, hacer los deberes del instituto, preparar una presentación para un cliente con el que tengo una reunión, darle de comer al gato…

  • Obligaciones autoimpuestas son las que creemos que tenemos que hacer pero en el fondo podríamos decidir no hacerlo. Por ejemplo: me digo a mí mismo que tengo que hacer un pastel porque vienen mis suegros el fin de semana pero ni me apetece, ni tengo tiempo… ¿podría comprar el pastel o comprar helado? Otro ejemplo: en el trabajo tengo una reunión detrás de otra y no tengo tiempo para preparar una presentación importante… ¿podría revisar si realmente tengo que estar en todas las reuniones del día? ¿aporto valor en todas, es indispensable?


2. Cuida tu vocabulario y cómo te hablas a ti mismo:

  • De las obligaciones reales, cambia el “tengo que” por “debo hacer”, la carga emocional que representa la obligación de tener que hacer algo es mucho más fuerte que la de deber hacer algo.

  • De las obligaciones autoimpuestas que decidas hacer, cambia “tengo que” por “quiero” para liberar la carga, al ser tu elección no tienes ninguna obligación, es tu decisión.


Verás cómo poco a poco, sustituyendo las palabras clave, hará que te sientas menos frustrado y ansioso consiguiendo llevar el día a día de una forma más ligera de cargas.

Foto Freepik

Melinda Sánchez Coach

 
 
 

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